viernes, 23 de octubre de 2009

El Castillo de las Damas

Leeds, el Castillo de las Damas
Por Sara Garfinkel

I

Hubo una vez que era un privilegio vivir en el Castillo de Leeds

Conozcamos los relatos sobre el amor y la traición de la Realeza Británica dentro de los muros del Castillo de Leeds.


Durante siglos el norteño condado de Kent, próximo a la costa inglesa, atrajo a numerosos invasores. En el siglo V, los sajones expulsaron a los romanos quienes habían vivido allí desde el año 55 A.C. Más tarde los sajones resultaron victimas de los normandos. En el año 1150 un barón normando destruyó la residencia de un noble sajón para hacer construir sobre sus ruinas una fortaleza que estaba protegida por un lago artificial que rodeaba todo su perímetro. Este fue el nacimiento del magnífico Castillo de Leeds.
Seis reinas medievales residirían en esta Fortaleza. Cada una de ellas fue obsequiada con la posesión del castillo como presente de bodas en ocasión de su casamiento con el heredero al trono o el rey de Inglaterra, según fuera el caso. Leeds sería de ahí en más conocido como el Castillo de las Damas, aunque al principio el Castillo de Leeds lucía sólido y austero como un bizarro guerrero.
Durante cinco turbulentos siglos el Castillo de Leeds fue una de las residencias de la familia real. La “orden del día” era rodear al castillo de la máxima seguridad. Como medida de protección la parte principal del castillo fue fortificada de acuerdo a los patrones de belleza medievales. Los reales aposentos se trasladaron a la Torre de Homenaje, la cual estaba conectada con el edificio principal a través de un pasaje subterráneo debajo de un puente de piedra. Lord Congreve, un reputadísimo historiador inglés, comentaba que esa singular combinación de piedra y agua era “maravillosa debido a su variado esplendor”.

Para las "Grandes Damas” que tenían a Leeds como su hogar, el Castillo era una promesa de duradera felicidad matrimonial. Sólo una de ellas pudo lograr hacer realidad sus sueños: la española Leonor de Castilla, cuyos colores ondean sobre el asta de la torre principal torre del Castillo de Leeds.
I
Leonor de Castilla fue la primer dama del Castillo. Le fue obsequiada la propiedad del castillo cuando se casó con el príncipe Eduardo, el hijo mayor del rey Enrique III. Eduardo sería más tarde conocido como el rey Eduardo I, el “Pataslargas”.
Eduardo contaba con 15 años de edad cuando viajó a España con su madre para contraer enlace con la infanta Leonor, hija del rey Fernando III, rey de Castilla y León. La boda real tuvo lugar en Las Helgas en el mes de octubre de 1254. Desde ese momento en más la pareja fue inseparable por el resto de sus vidas en pareja hasta que Leonor falleció.
Leonor dio la calidez de sus sentimientos a la fría fortaleza e hizo del Castillo de Leeds una residencia merecedora de un rey. El matrimonio entre Leonor y Eduardo fue un convenio con el propósito de consolidar una alianza entre España e Inglaterra. No obstante Leonor y Eduardo se enamoraron el uno del otro inmediatamente. Su amor duró todo el tiempo de sus vidas. De ese tiempo se conserva la repisa de la chimenea ubicada en la Galería de la Reina que recuerda la alianza Anglo-española.
Cuando en el año 1270 Eduardo partió para las Cruzadas, el amor de Leonor sufrió una dura prueba. Debió elegir entre su amor de esposa y su amor de madre. Sin dudar ella dejó a sus hijos al cuidado de otras personas y se unió a Eduardo en su peligrosa misión. Leonor decía que nada separaría lo que Dios había unido. Fue en Siria durante la Guerra Santa cuando Leonor salvó la vida de Eduardo succionando el veneno de una herida que el recibió por una flecha envenenada. Desde ese momento, a causa de su coraje acrecentado por su amor, la Hermosa morena española fue conocida como Leonor la Fiel.
Eduardo, lleno de orgullo, amor y agradecimiento hacia su joven esposa decidió honrar a su esposa embelleciendo el Castillo de Leeds. A la edificación existente le hizo construir muchos de los edificios que lo convertirían con el paso de los años en el fabuloso Castillo de las Damas. Hizo renovar el edificio principal y la Torre de Homenaje. Para proteger ambas construcciones mandó construir un sólido muro desde cuyas torres de observación no solo se podía controlar los movimientos de los adversarios sino también arrojarflechas contra los mismos. Finalmente Eduardo hizo agrandar el tamaño del lago artificial que adornaba el parque real y agregó un dique. Este dique podía ser abierto para inundar el valle en caso de peligro.
En Leeds la real pareja pasó sus más felices días y formó una familia dentro de una excelente armonía conyugal, lo cual no era muy común en la realeza. El final de la felicidad comenzó con el año 1290. La reina Leonor falleció. El Castillo de Leeds guardó luto por la querida reina. Eduardo I estaba destrozado y ya no disfrutaba más vivir en el castillo.
Profundamente deprimido, escribió: “Mi corazón está de duelo. Si yo la amaba a la reina mientras estaba viva, no podría dejar de amarla ahora que está muerta”. El desconsolado monarca hizo construir una capilla donde cuatro monjes y un clérigo decían misa diariamente en memoria del alma de Leonor.

II

La siguiente reina inglesa que recibió Leeds como regalo de bodas fue Catherine Valois, la más joven hija del “loco” rey francés Carlos VI. El matrimonio entre el rey Enrique V de Inglaterra y Catherine fue un convenio incluido en el tratado de rendición firmado en Troyes después de la total victoria inglesa sobre los franceses en el año 1415. La boda se llevó a cabo en la ciudad francesa de Troyes el 2 de junio de 1420. Este tipo de matrimonio entre la realeza era común durante la Edad Media. Algunos matrimonios fueron exitosos, otros lo exactamente opuesto. Aunque las iniciales de la pareja están unidas en un verdadero nudo de amor pintado por todo el dormitorio de la reina, Enrique V no fue el gran amor de Catherine.
Poco tiempo después de haber recibido Leeds, Catherine hizo instalar un reloj y una campana, los cuales son los más antiguos en toda Inglaterra. Enrique V falleció a los dos años de haber contraído matrimonio. Su deceso ocurrió el 31 de agosto de 1422. Tenía sólo 35 años.

Fue en los jardines del Castillo de Leeds donde floreció un romance entre una joven reina viuda y un apolíneo joven caballero galés. La joven reina viuda era Catherine Valois, el apolíneo joven caballero galés – que cumplia las funciones de camarero real – se llamaba Owen Tudor. Catherine y Owen se casaron secretamente e increiblemente ellos tuvieron cinco hijos antes de ser descubiertos y enviados a prisión. De su amor surgió la real Casa Tudor. El primer rey Tudor fue Enrique VII and más tarde reinó su hijo, el más famoso marido de la historia: Enrique VIII.
Cuando Enrique VIII fue rey de Inglaterra vivir en el Castillo de Leeds no fue más un privilegio para una reina. Para las esposas de Enrique VIII, vivir en el Castillo de Leeds se convirtió en dolor y tragedia.

III


La Guerra de las Rosas había terminado. El nuevo rey fue un bálsamo para las heridas sufridas por los Lancasters y los Yorkistas. Enrique VIII era el principal heredero de ambas Casas y el segundo rey Tudor. Él era un Principe del Renacimiento: buen mozo, buen atleta, instruido en idiomas y teología; además tenía talento musical. Aunque no fue el primogénito sino el segundo hijo del rey, su destino era regio Después de las muertes de su hermano mayor y de su padre, Enrique fue coronado rey de Inglaterra. No más ser ungido monarca, tomó todas las propiedades reales. Entre ellas, el asombroso Castillo de Leeds.
En ese tiempo, Catalina de Aragón - la princesa española hija de los reyes católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla - era la persona más importante para Enrique. Ella era la viuda de su difunto hermano. Con ella, la viuda de su difunto hermano, Enrique habría de casarse, muy enamorado y deseoso de perpetuar la dinastía Tudor. Leeds sería otra vez la cuna del amor de una nueva pareja real.
Enrique decidió embellecer Leeds en honor de Catalina, con quien él se casaría dos semanas después de ser Coronado, el 11 de junio de 1509. Enrique hizo que su mejor amigo, Sir Henry Wildfort, añada un segundo piso a la construcción ya existente, reconstruyese el vestíbulo real y las escaleras. Hizo colocar hermosos vitraux frente a la glorieta central y hermoseo todos los cuartos. Decidió levanter la “Torre de las Damas de la Reina”, ligar donde se suponían la Reina y sus damas de honor residirían.
Una de estas damas sería muy pronto responsable del cambio del curso de la historia de Inglaterra.

El tiempo de Catalina de Aragón fue el “tiempo dorado del Castillo de Las Damas”. Catalina estaba profundamente enamorada de su joven marido, quien parecía predestinado a un supremo destino real. El pueblo ingles adoraba a su Rey y quería a su Reina. La vida en la corte era rica y variada. Los bailes de disfraz estaban a la orden del día., como fin de fiesta de los torneos entre Enrique y sus caballeros. Estos torneos eran competiciones de coraje y lucha, donde tanto el rey como sus nobles adversarios debían demostrar sus habilidades en el uso de la espada, la lanza y el arco largo.
Los nobles contendientes honraban a su rey, su reina, sus señores y sus damas. Enrique VIII recorría el reino para asistir a torneos y bailes de disfraz. El rey era un hábil guerrero y su grandeza era demostrada cuando, después de derrotar a sus oponentes, se inclinaba ante sus vencidos, se sacaba su yelmo y revelaba su identidad.

Pero en el año 1527 el rey comenzó a revelar su verdadera personalidad. A pesar de sus seis embarazos, Catalina sólo pudo darle una hija, María. Enrique estaba preocupado por la estabilidad de la dinastía Tudor sin un heredero varón. Sus conquistas sentimentales y la existencia de un hijo ilegítimo eran temas bien conocidos por sus súbditos. En ese tiempo él estaba encaprichado con Jane Bolena. Jane y su hermana Ana eran damas de honor en la corte de la reina Catalina. Enrique dejó de rendirle sus atenciones a Jane para bridárselas a Ana. Enrique sentía una profundo deseo por Ana Bolena. En una oportunidad cuando ellos se encontraron en una fiesta, el rey ordenó grabar sobre el respaldo de una silla la siguiente inscripción: “El dueño de esta silla tiene el derecho de ser besado por cualquier dama que se siente aquí”. En presencia de la reina y otras damas de honor, Enrique sentó a Ana Bolena sobre la silla y la besó.

Después de eso la relación entre Inglaterra y la iglesia católica cambiaría para siempre. Enrique le pidió al Papa por un dispensa para conseguir su divorcio de Catalina. Enrique decía que nunca había estado casado con Catalina porque ella había sido la esposa de su hermano. Él solía citar versículos de la Biblia para justificar su pedido.
En el año 1553 el arzobispo de Canterbury anuló el matrimonio entre Enrique y Catalina. La reina murió tres años después. Se decía que la reina murió de pena. Enrique no asistió a su funeral.

IV

Ana Bolena nunca tomó el lugar de Catalina en el corazón de los ingleses. Ana Bolena estaba embarazada cuando fue coronada. Pero el pueblo no la amaba. Ella fue la reina de Inglaterra durante sólo tres años. Enrique VIII se había convertido en un tirano gordo de muy mal carácter. Su mortal ira y su excesivo orgullo lo hicieron muy impopular. El embajador francés dijo que no había ninguna cabeza tan valiosa que el rey de Inglaterra no pudiese cortar. Enrique era también impopular en Irlanda y en Francia.

Enrique luchó sin éxito contra Francisco I, el rey de Francia. A causa de su fracaso hecho a todos sus embajadores porque el pensaba que ellos fueron los responsables. Pero Enrique, temiendo las represalias de Francisco, decidió fortificar las estructuras defensivas del Castillo de Leeds, haciendo arreglar sus torres y sus troneras. El castillo quedó más grandioso; sin embargo sus días felices habían terminado.
Ana Bolena odiaba a los cisnes - que nadaban en el estanque del Castillo - y las aves salvajes - que vivían en el bosque circundante. Ella ordenó matar a los cisnes y poner a los pájaros en jaulas. Nadie amaba Ana Bolena. La llamaban “El Cuervo Negro”. Enrique habia esperado por ella seis largos años, pero él ya no la amaba más. El ya la veía a ella como una mujer caprichos y molesta.
Ana fue acusada de infiel. Para empeorar las cosas ella no pudo darle un heredero varón al rey. Sólo dio a luz una niña, la futura reina Elizabeth I. De cualquier manera su destino estaba determinado. En la primavera del año 1536, después de haber dado a luz a un niño muerto, Ana Bolena fue arrestada y enviada a la Torre de Londres.
A más de ser considera infiel se la acusó de adúltera. Su hermano y cuatro nobles fueron acusados de haber tenido sexo con ella. Todos ellos fueron decapitados. Enrique hizo llamar a un espadachín francés para evitar que la reina fuese ejecutada por el corte de un hacha blandida por un verdugo común. En la Torre Ana Bolena ensayó como dirigirse al cadalso e inclinarse enfrente de su ejecutor. El 19 de mayo de 1536 Ana Bolena fue decapitada.

V

Jane Seymour fue la siguiente esposa de Enrique VIII. El matrimonio fue muy breve. Sòlo duró un año. Ella falleció a causa de complicaciones post-parto cuando dio a luz a Eduardo, el único hijo varón de Enrique, heredero al trono inglés.
Otra vez viudo. El rey no debe estar sólo. Es política de estado que el rey esté casado. Thomas Cromwell, su ministro, arregló el matrimonio de Enrique con la princesa Ana de Cleves. El casamiento se llevó a cabo pero nunca se consumó. El regio esposo no gustaba de su consorte. Él la llamaba “la Yegua de Flandes”. En meses el matrimonio fue anulado. Catherine Howard , la prima de Ana Bolena, fue la quinta esposa de Enrique. Él la amaba pero ella, muchos años más joven que él, le fue abiertamente infiel. En el año 1542 ella fue decapitada – como su prima Ana – después haber pasado un tiempo prisionera en la Torre. Dieciocho meses después Enrique contrajo matrimonio con una dama de la nobleza inglesa, Catherine Parr, quien fue más su enfermera que su esposa. En menos de un año Enrique fallecía. Tenía solo 55 años.

De alguna manera Enrique pudo conseguir su deseo: un heredero al trono. Eduardo, hijo suyo y de Jane Seymour sería coronado como Eduardo VII. En su lecho de muerte Enrique creía que su dinastía continuaría por largo tiempo, pero estaba equivocado. Eduardo era un niño enfermo y moriría cuando tenía solamente dieciséis años.

VI

El Castillo de Leeds no pertenecería a la corona inglesa nunca más. En el siglo XX, el castillo estaba en ruinas. Pero gracias al amor de una dama, Lady Olivia Bailey, propietaria del castillo éste renacería de sus cenizas, como el Ave Fénix.
Lady Olivia era una aristócrata anglo-americana. Ella compartía la sangre regia de Enrique VIII por ambos lados de su familia. Ella era la respetable “Reina del Castillo de Leeds del siglo XX”. En el año 1926 ella decidio hacer restaurar el castillo para convertirlo en una de las más famosas majestuosas casas en Inglaterra. En las décadas de 1920 – 1930 hubieron fiestas otras vez en el otrora “Castillo de las Damas”. Hubieron invitados famosos tales como Sir Charles Chaplin, Errol Flynn, James Stewart, Noel Coward, Somerset Maugham, el príncipe de Galés.
Entre las obras maestras de pintura y mobiliario que alberga el Castillo, se puede mencionar una escalera del siglo XVI traída desde Francia, cuyos escalones están hechos de roble y la balustrada sirve de pedestal a la figura de Eduardo I, el primer habitante regio en Leeds. Lady Olivia falleció en 1974. Pero antes de su muerte ella transfirió la propiedad del Castillo al pueblo británico para siempre. Como muestra de gratitud hacia Lady Olivia, sus colores ondean sobre el asta principal del castillo, unidos a los colores de la Primer Reina y Gran Dama de Leeds, la Reina Leonor de Castilla.

Leeds ha sido, es y será el Castillo de las Damas por siempre.




Bibliografia
Taylor, Henry O. The Medieaval Mind. 2 vols. New York, 1927

domingo, 18 de octubre de 2009

The Ladies's Castle

LEEDS
The Ladies’ Castle

I

Once upon a time it was a privilege to live in Leeds Castle.

Let's know the narrative about the British Royalty's love and treason inside Leeds's Walls.
During centuries the Northern Kentish country, next to the British coast, appealed to numerous invaders. In the V Century, the Saxons drove out the Romans who had lived there from before Christ. Then the Saxons were the Normans’ victims. In 1150 a Norman Baron destroyed a Saxon’s residence and had a fortress built that was protected by an artificial lake. Thus it was the birth of the magnificent Leeds Castle.
Six Medieval Queens would reside at this fortress which was given to them as their dowry. Leeds would be known as The Ladies’ Castle. At the very beginning Leeds Castle looked solid and austere like a warrior, though.

During five turbulent centuries Leeds Castle was one of the Royal Family's Residences.
Top security was the "order of the day". As a protective measure the main part of the Castle was fortified according to the Medieval Standards of Beauty. The Royal Apartments were placed at the Homage Tower, which was connected with the main building through a passage under a stony bridge. Lord Congreve, the very well known historian, said that that singular combination of stone and water was wonderful because of its varied splendour.

For the Great Ladies that had Leeds as their home, the castle was the promise of lasting matrimonial happiness. Only one of them could achieve her dreams: the Spanish Leonor of Castile, whose colour waves on the pole on the main tower of Leeds Castle. She was the first Lady of the Castle. Leonor was given the ownership of the Castle when she got married to Prince Edward, the eldest son of Henry III, who would become King Edward I, the “Longshanks”.
At the age of 15, Edward travelled to Spain with his mother and was married at Las Helgas in October 1254 to the Infanta Leonor, daughter of King Fernando III, King of Castile and Leon. From that moment onwards the couple was inseparable for the rest of their joint lives.

Leonor gave the warmth of her feelings to the cold fortress and she made Leeds Castle into a residence deserving of a King. The marriage between Leonor and Edward was an arrangement with the purpose of consolidating an alliance between Spain and England. Nevertheless Leonor and Edward fell in love one another immediately. Their love lasted all their lifetime. From that time the mantelpiece of the chimney placed in the Queen’s Gallery reminds the Anglo-Spanish alliance.

When Edward went to the Seventh Crusade, Leonor's love suffered an endurance test. She left her children to be cared by other people and joined to Edward in his dangerous mission. She said that nothing would separate what God had joined. It was in Syria during the Holy War when Leonor saved Edward’s life by sucking the venom from a wound he received from a poisoned arrow. From that moment, because of her courage, the beauty Spanish brunette was known as Leonor the Faithful.
Edward was full of pride, love and thanks towards his wife. He decided to honour Leonor by beautifying Leeds Castle. He had Leeds Castle added many of the buildings that became it into the Fabulous Ladies' Castle. He made the main building and the Homage Tower renew. To protect both of them he made a solid wall build from whose watch-towers arrows could be shot by the archers. Finally Edward had the size enlarged and added a dike. This dike could be opened to flood the valley in case of danger.
At Leeds the Royal couple spent their happiest days and raised a family in an excellent conjugal harmony, which was not very common in the royalty.

The ending of the happiness was in the year 1290. Queen Leonor died. Leeds Castle mourned for the dead Queen. Edward I was downhearted and didn't enjoy living in the court any longer.
Deeply sad, he wrote: "My heart is mourned. If I loved her while she was alive, I couldn't stop loving her now she is dead". The disconsolate King had a chapel built where four monks and a cleric said Mass each day in memoriam Leonor's soul.

II

The next English Queen who received Leeds in her dowry was CatherineValois, youngest daughter of the mad French King Charles VI. The marriage between Henry was included in France's surrendering treaty of Troyes after his total victory against France in 1415. She got married to Henry V Monmouth at Troyes on June 2nd, 1420. This type of marriage between the royalties was common during the Middle Age. Some of them were successfully, others the exact opposite. The couple's initials joined by a true-lover's knot all around the Queen's bedroom can be seen up to our days. Nevertheless, he was not the great love of Catherine.
Shortly after receiving Leeds, Catherine had a clock and a bell installed, which are the most ancient in England. Henry died after only two years of marriage. It was on 31 August 1422. He was 35.

It was in the Leeds’ Gardens where a romance blossomed out between the young widow Queen and a young handsome Welsh gentleman, Owen Tudor, who was the keeper of the Royal cloakroom. Catherine and Owen got married secretly and unbelievably they had five children before being discovered and sent to prison. From them the Royal House of Tudor sprang. The first Tudor King was Henry VII and then his son, the most famous husband in the history. Henry VIII.
Living in Leeds Castle was not a privilege for the ladies any longer when Henry VIII was King of England. It became pain and tragedy for Henry VIII’s wives.

III

The War of the Roses had finished. The new King was a balsam for the wounds suffered by Lancastrians and Yorkists. Henry VIII was the principal heir of both Houses and the Second Tudor King. He was a Renaissance Prince: handsome, stout, good athlete, learning on languages and theology. He had musical talent. His fate was a Royal one. He was not the first but the second son of the King. After the death of his elder brother's and father's deaths, he was crowned King of England and took all the Royal properties, among them, the amazing Leeds Castle.
At that time, Catherine of Aragon was the most important for Henry. She was his late brother's widow. Catherine was the daughter of the Spanish Catholic Monarchs Ferdinand and Isabella. Leeds was again the cradle of a Royal couple's love.
Henry decided to make Leeds beautify for the sake of Catherine, who he got married to two weeks after being crowned, on June 11th, 1509. Henry had his best friend Sir Henry Wilfort add a second floor, rebuild the main Entrance Hall and the stairs. Stained glasses faced the central arbour and beautified the rooms. Henry decided to put up the "Lady's Maid's 'Tower" place where they were supposed to live in.
One of those ladies would be very soon responsible for changing the British History course.

Catherine of Aragon's time was the “Golden time” for Leeds. Catherine was deeply fond of her young husband and Henry seemed to be prepared for grandiosity. British people adored their King. Life in Court was rich and varied and there always were masked balls and tournaments between Henry and the noblemen. These tournaments were competitions of courage and fighting skill by using the sword, the spear, the long bow.
The Noble fighters gave honour to their Lords and Ladies. Henry VIII toured the country to attend tournaments and masked-ball parties. Henry was a clever warrior and his greatest was, after defeating his opponents, to bow down before them, take his helmet out and reveal his identity.
But in 1527 the King started revealing his true personality. Catherine only could give him a daughter, Mary, in spite of six pregnancies. Henry got worried because of the stability of the Tudor dynasty without an heir. His flirts and the existence of an illegitimate son were known by his subjects. At that time he was infatuated to Jane Boleyn. Jane and her sister Ann were ladies of honour at Catherine's court. Henry left Jane to give his attentions to Ann. They met themselves at a party. Henry felt a deep whim for Ann Boleyn. The King had ordered to make a chair that bore the following inscription: "The owner of this chair has the right to be kissed by any lady who sits here". In presence of the Queen and other courtesans, Henry sat Ann Boleyn on the chair and kissed her. After that the relationship between England and the Catholic Church would change forever.
Henry asked the Pope for a dispensation to get his divorce from Catherine. Henry said that he had never been married to Catherine because she had been his brother's wife. He used to cite verse from Leviticus.
In 1533 the Archbishop of Canterbury annulled the marriage between Henry and Catherine. The Queen died three years later. It was said the Queen died of grief. Henry didn't attend the funeral.

IV

Ann Boleyn never took Catherine's place in the British's heart. Ann Boleyn was pregnant when she was crowned. But the people didn’t love her. She was Queen of England for only three years. Henry III had become a fat and bad-tempered tyrant. His murderous anger and excessive pride made him very unpopular. A French Ambassador said that there was no so worthy head that the King couldn't have cut. Henry also was unpopular in Ireland and France. Henry fought unsuccessfully against Francois I, the French King.
Because his failure Henry dismissed all his ambassadors because he thought they were the responsible. But Henry feared Francois's reprisal; he decided to fortify the defensive structures of Leeds by arranging towers and embrasures Leeds was more grandiose yet but its happy days had ended.
Ann Boleyn hated the swans that swam in the Castle pond and the wild birds that lived in the forest surrounded it. She ordered the swans to be killed and the birds to be put in cages. Nobody loved Ann Boleyn. She was called Ann "The Black Raven". Henry had waited for her during six long years, but he didn't love Ann Boleyn any longer. He thought she was troublesome and whimsical.
She was accused of unfaithful. To make matters worse she could not give an heir to the King. She only gave birth to a girl, the future Elizabeth I. Her fate was determined. In the spring of 1536, after having given birth to a dead child, Ann Boleyn was arrested and sent to the Tower of London.
She was accused of adultery. Her brother and four noblemen were accused of having sex with her. All of them were beheaded. Henry had called for a French swordsman to save Ann from being executed by a simple axe. In the Tower Ann Boleyn practised how to go to the scaffold and bend in front of the executioner. On May 19th, 1536, Ann Boleyn was beheaded.

V

Jane Seymour was Henry VIII's next wife during a year. She died because of complications when she gave birth to Edward, the only male heir to Henry VIII. The King had not to be alone. Thomas Cromwell arranged Henry’s marriage to Ann de Cleves. But Henry disliked her. He called Ann "The Mare of Flanders". In less than a year the marriage was annulled
Catharine Howard, Ann Boleyn’s cousin, was Henry's fifth wife. Henry loved her, but she was unfaithful and in 1542 she was beheaded after having been a time in the Tower.
Eighteen months later Henry got married to Catherine Paar, who was his nurse rather than his wife. Within a year Henry died.

But in a way Henry had achieved his desire: an heir. Jane Seymour had given him a son, Edward, who would be crowned as Edward VII. In his deathbed Henry believed his dynasty would continue long time, but Edward was a sick boy and he would die when he was sixteen.

VI

Leeds would not belong to the British Crown any more. In the 20th, C. Leeds was in ruins. But thanks to Lady Olivia Bailey's love, the owner, Leeds would reborn, like the Phoenix, among its ashes.
Lady Olivia was an Anglo-American aristocrat. She shared Henry VIII's blood from both sides of her family. She was the worthy “20th.Century Queen of Leeds Castle”. In 1926 she decided to have the Castle restored to become Leeds one of the most famous stately homes in England. In the twenties there were parties again. The guests were from Charles Chaplin, Errol Flynn, James Stewart, Noel Coward, Somerset Maugham, the Prince of Wales.

Nowadays there are also pictorial masterpieces. There is a 16th century stair brought from France whose steps are made of oak and the banister bears the figure of Edward I, the first Royal inhabitant in Leeds.
Lady Olivia died in 1974. But before her death she transferred Leeds to the British people forever. As a sample of gratitude to Lady Olivia, her colours wave on the main pole of the Castle, joined to the colours of the First Queen and Great Lady of Leeds: Leonor of Castile.

Leeds has been, is and will be the Ladies’ Castle for ever.



Bibliography
Taylor, Henry O. The Medieaval Mind. 2 vols. New York, 1927

sábado, 3 de octubre de 2009

Amoresd Reales

Amores Reales

Eleanor of Aquitaine

Víctima de las Noches Orientales





En Provenza nace la dama y, con ella, la sociedad cortesana y el amor cortesano. Provenza es la tierra de Eleanor de Aquitania , nieta de aquel primer trovador, Guillermo de Poitiers.


Eleanor de Aquitania & Louis de Francia


Qué pareja tan despareja forman Louis y Eleanor. Louis, es un débil joven rubio, de ojos azules, no muy agraciado. De acuerdo a los cánones de la época, como el hijo más joven, ha sido educado en un monasterio pues su destino es seguir el camino eclesiástico. Un instruido y excepcionalmente hombre devoto, Louis está mejor preparado para la vida monacal que para la vida real. Él se convierte en heredero al trono de Francia inesperadamente después de la muerte accidental de su hermano mayor, Felipe, en 1131.
Eleanor es una adolescente vivaz, enamorada del amor y atraída por los paladines que pululan por las cortes. Precozmente enamorada de su tío Raymundo, sufre horrores cuando éste es parte hacia Antioquia en misión militar. Pero es una hija obediente. Respetando el deseo de su padre moribundo, Eleanor se casa el 22 de julio de 1137, con Louis de Francia El Joven - segundo hijo del rey de Francia, Louis El Gordo y de Adélaide de Maurienne - cuando apenas tiene 15 años.
Una vez celebrado el casamiento en Burdeos, el serio y flemático príncipe vuelve a sus viejos intereses religiosos. Eleanor, ya princesa de Francia Eleanor es su reina.
En 1137 la reina del sur, joven y vital, llega a un París que es arcaico, bárbaro y primitivo comparado con el mundo rico y lujoso de las ciudades de Aquitania.



En aquél Paris, los reyes ocupan el ala occidental de un oscuro palacio, en cuyo extremo oriental está la sede del arzobispado. No muy lejos se encuentran algunas iglesias viejas, estrechas y oscuras, la casas de los judíos y el barrio de los estudiantes. Enfrente, en la orilla izquierda del Sena, se hallan las escuelas. La vida es ruidosa y agitada. Es mucha la suciedad, la basura y por consiguiente, las enfermedades.

Apenas instalada en Paris, la flamante reina impone poco a poco los temas de los trovadores y las costumbres galantes de su amada Aquitania. Tiene la frescura de la juventud, la insolencia de la belleza y la independencia que le brinda la cuantiosa fortuna heredada de su difunto padre. Se regodea ante la pacatería de las matronas de la época y se place con el entusiasmo de las jóvenes de su séquito mientras retoza seduciendo a jóvenes caballeros de la corte.
Así en poco tiempo las esposas de los grandes señores comienzan a llevar una vida de grandes lujos entre sus damas de honor, sus pajes y sus trovadores. Los trovadores son juglares instruidos e inteligentes, capaces ellos mismos de escribir sus canciones en lugar de copiarlas de otros. Algunas veces el rey Louis VII tiene asomos de poeta, aunque lo más corriente es que asista a estas diversiones con aire indiferente o irónico. Es en estas reuniones, digamos cortes en miniatura, que Eleanor desarrolla, esencialmente por juego, primero la concepción y más tarde el verdadero código del amor cortesano.

La doctrina del Amor Cortesano.

El enamorado, joven, hermoso, rico, de buena cuna, se halla ligado a su amada por obligaciones que recuerdan las del vasallo hacia su soberano.
Debe servirla dócilmente, sin esperanza de recompensa y, si es preciso, morir por ella. El enamorado es discreto y no se delata más que con las miradas, la timidez y el rubor; no declarará su amor sino en el caso de que la dama le anime a ello. Es una pasión intelectual que no busca necesariamente la satisfacción de los sentidos.
Eleanor, mujer total, dictamina que ese amor debe elevar el alma del hombre que lo experimenta, dar a su vida un por qué y conducirlo a realizar las más locas tareas. En cuanto a la dama, basta con que haya concedido algunos minutos de conversación, una sonrisa, o algún objeto de uso particular.
Por otra parte, la dama suele no ser libre para conceder otros favores, ya que está casada (esta es la situación de Eleanor, casada con Louis VII); además, este amor cortés, como los poetas se encargan de aclarar, no puede existir entre marido y mujer, quienes tienen que concederse por obligación aquello que de otra forma sólo llega a obtenerse, eventualmente, haciendo méritos durante largo tiempo.
Las normas del Amor Cortesano son un Código tan elaborado como los jardines en donde los enamorados galantean a su dama. De acuerdo con las normas, el romántico caballero debe ser, ante todo, cortés. Por mucho tiempo que la dama le niegue sus favores, él debe seguir cortejándola sin desmayar.
De tal manera se crean las Cortes del Amor, que ciertamente no son tribunales. Eleanor ha elaborado de tal manera la trama de esta doctrina que la misma se presta a intrigas largas y complicadas, a discusiones casi jurídicas, siendo lo esencial en cada caso, saber quién tiene la razón, si el enamorado o la dama. Cuando un debate amoroso llega a ser demasiado arduo, Eleanor establece que debe convocarse a una gran dama, a veces incluso a la propia Reina (ella en este caso), para que actúe como árbitro. Ésta responde por escrito explicando, de mil maneras, los motivos de su decisión.

Cuando Eleanor, después de unos años, se traslada a Poitiers - tierra de su abuelo y que ella ha heredado – convierte a su corte en lo que puede llamarse Escuela Superior del Arte Cortesano dentro de la vida de toda la Europa occidental. Futuros reyes y reinas, duques y princesas se forman según el modelo impuesto por esta excepcional mujer, y hacen luego de sus cortes copias de las de ella. Eleanor ha sido la primera y más grande reina, mujer fuerte y apasionada que perdura en el recuerdo, rodeada de un aura de gloria y de lujuria.

Quien y cómo era Eleanor de Aquitania

Eleanor de Aquitania nació alrededor del año 1122. Falleció el 1º de abril de 1204 a la edad de 82 años en tierra francesa. Fue la reina consorte de dos de los más poderosos monarcas del Medioevo: Louis VII de Francia (desde 1137 a 1152) y de Enrique II de Inglaterra (desde 1152 a 1204). Aunque Enrique murió en 1189, ella conservó su título de reina consorte hasta su muerte.

Eleanor, bella adolescente de 14 años, poseía unos ojos verdes de tal magnetismo que los caballeros que la miraban se sentían fuertemente emocionados y algunos trovadores le habían dedicado ya ardientes versos, cosa que encantaba a la adolescente pues ella también empezaba a tener en cuenta a los hombres con mal disimulado interés.
Lejos estaba Eleanor en pensar en casarse a tan temprana edad. Pero una mañana del año 1137 la joven fue informada de la muerte de su padre, el duque Guillermo III de Poitiers, duque de Aquitania, uno de los más poderosos caballeros de Francia.
Encargado de dar tan triste noticia fue Godofredo III, arzobispo de Burdeos. También el eclesiástico dijo a la ahora joven duquesa que Guillermo de Poitiers, temiendo que su ducado fuera presa de algunos ambiciosos barones, había mandado embajadores a Ile-de-France, con objeto de pedir al rey Louis VI protección para sus herederas Eleanor y Alicia, su hermana menor. Además el duque había rogado a los embajadores que comunicaran al rey que su último deseo era casar a su hija mayor, Eleanor con Louis el Joven, hijo del rey francés.

La adolescente palideció al saber los deseos de su padre. Casarse con un hombre del Norte le daba miedo, pero la idea de convertirse en el futuro en reina de Francia le agradaba sobremanera. En cuanto a Luis VI, el Gordo, éste fue muy feliz cuando se enteró del deseo de Guillermo de Poitiers. Casar a su hijo con la poderosa heredera de Aquitania era un gran negocio, no obstante que los territorios serían siempre propiedad de Eleanor.
Así, unas semanas más tarde el heredero de la corona llegaba a Burdeos. Tenía 17 años, una hermosa cabellera rubia, ojos azules y un aire candoroso. Eleanor se sintió complacida. Le sonrió y sus ojos verdes brillaron de tal manera que el príncipe se sintió conmovido. Fue un flechazo de amor por ambas partes.
Al día siguiente se celebró el matrimonio en la basílica de San Andrés en Burdeos.
Inmediatamente después de la ceremonia, los jóvenes esposos partieron para Paris donde los esperaba Louis VI.
Se dice que su noche de bodas no fue en Burdeos después de la ceremonia, sino en algún lugar del camino hacia Paris… Pero, desgraciadamente, el joven Louis no tenía ninguna experiencia. Eleanor tuvo que insistir y él demostró ser un mezquino amante.

Bella, caprichosa y adorada por Louis, Eleanor ejerció considerable influencia sobre él, incitándolo a emprender peligrosas aventuras. Desde 1147 a 1149 Eleanor acompañó a Louis en la Segunda Cruzada. La conducta de la reina durante esta expedición, especialmente en la corte de su tío Raimundo de Poitiers en Antioquia, despertó los celos de Louis y marcó el comienzo del distanciamiento de la pareja.

Eleanor era una mujer fuerte que pudo afirmar su independencia debido a sus posesiones territoriales y la cuantiosa herencia recibida de su padre; pero después que se conocieron las aventuras de Eleanor durante la Segunda Cruzada, la Iglesia oficialmente descorazonó a las mujeres gobernantes de hacer votos de ir a las Cruzadas. Sin embargo las mujeres continuaron acompañando a los hombres a las guerras, como la hermana y la esposa de Ricardo Corazón de León hicieron en la Tercera Cruzada, pero ellas avanzaron en un forma privada. Las únicas mujeres que la Iglesia oficialmente aprobaba para la parte del ejército de los Cruzados eran las lavanderas. ¿Por qué las lavanderas? Ellas jugaban un papel vital lavando la ropa para prevenir los piojos de los cobertores, y eran mujeres normalmente demasiado viejas para ser una tentación para los hombres.

Eleanor víctima de las noches orientales

Louis VII era cobarde. Cobarde para amar y cobarde para luchar. Entonces, ¿cómo es que emprendió una aventura tal como la Segunda Cruzada?
Todo es explicable. Y esta gesta heroica del rey Louis VII de Francia tiene explicación.

Leonor había traído a su hermana Alicia, un año menor que ella, a la Corte de Francia.
La joven era graciosa y su sangre cálida. Bien pronto comenzó a mirar a los jóvenes condes que frecuentaban el palacio. Su aspecto de niña precoz sedujo al buen mozo de Raoul de Vermandois. Una noche ella fue a su habitación y se convirtió en su amante. El placer de los amantes fue tan poco discreto que nadie pudo dormir esa noche en el castillo.
Al día siguiente, el timorato rey llamó a Raoul y le echó una reprimenda por su comportamiento. Raoul un poco avergonzado, murmuró que se casaría con la ardiente Alicia. Pero Raoul estaba casado con Gilberto de Champagne… así que decidió repudiar a su mujer aduciendo que como eran primos su boda era un sacramento prohibido por la Iglesia.
Siendo esta historia pura invención, la misma no prosperó. Pero Eleanor deseaba que su hermana fuera feliz, así que ayudó a los amantes.
¿Cómo?
Dos meses más tarde, un concilio formado por amigos de Eleanor declaraba ilícita la unión de Raoul con Gilberta y aquél se casó con Alicia.

Pero Gilberta no era mujer temerosa. Se quejó ante su tío, Teobaldo de Champagne, quien enfurecido al ver como la Corte de Francia trataba a su sobrina, declaró la guerra a Louis VII. Hubo violentos combates entre los dos ejércitos. Louis VII sitió Vitry y, en un momento de furia, ordenó incendiar la ciudad. Mil trescientas personas murieron quemadas.
Al recobrar su sangre fría sintió grandes remordimientos por tal hecho. Como era un cobarde, Louis reprochó a Eleanor y a su hermana ser ambas el origen de esa guerra.
A su regreso a París, se confesó con San Bernardo, quien le sugirió como penitencia que fuera a combatir contra los infieles a Palestina. Louis decidió que Eleanor lo acompañara a Jerusalén.

¿Tan enamorado estaba de ella?

No, pero estaba celoso y conocía la fogosidad de la reina. Por lo tanto creyó prudente llevar a su mujer a Jerusalén. Pobre rey Louis, nadie le había prevenido sobre los desastrosos efectos de las cálidas noches de Oriente sobre las mujeres

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El 1 de junio de 1147 los reyes partieron hacia Tierra Santa, acompañados por numerosos caballeros. ¿Sólo caballeros? Eleanor de Aquitania, emprendió la cruzada al lado de su primer marido Louis VII de Francia escandalizando a Europa: llevó 300 de sus mujeres vestidas como las amazonas y mil caballeros de su ducado en los ejércitos de la Segunda Cruzada. Aunque ella insistió que las mujeres fueron solamente para "cuidar los heridos". Atravesaron Alemania, Belgrado, Bizancio, embarcaron en Efeso y en la primavera de 1148 llegaron a Antioquia. Raimundo de Guyena, tío de Eleanor, era el Príncipe de la ciudad. Recibió magníficamente a los soberanos en su espléndido palacio, y se mostró muy galante con su sobrina… Y la sobrina se estremeció al comparar el aspecto físico de su esposo con la de su tío Raimundo con su bella cabeza erguida, montando un caballo que parecía más grande que lo normal, y sus manos sobre el pomo de la silla. Raimundo era rey y guerrero, Louis era débil y cobarde.

El calor agobiaba a Eleanor de tal manera que no podía dormir de noche. Los afrodisíacos efectos del clima y la indiferencia de Louis, quien la había dejado dormir sola desde su salida de Francia, despertaron la naturaleza dormida de la reina de Francia.
En una de las tantas noches vigilia de Eleanor, un hombre entró furtivamente en su habitación.
¿Quién fue el misterioso amante que abandonó la real alcoba antes del alba?
¿Un infiel? ¿Un cruzado que no pudo resistir su deseo? ¿El tío Raimundo? ¡Misterio Sea como fuere, Eleanor tuvo a la mañana siguiente un aspecto tan radiante que despertó las sospechas del rey. De vez en cuando, el príncipe Raimundo tenía entrevistas particulares con su sobrina
Se dice que una noche Raimundo y Eleanor estaban hablando – quizá de los negocios que el tío tenía en Siria – muy cerca el uno de la otra cuando el rey entró de repente.
Los celos de Louis se potenciaron pues se sabía un marido engañado. La acusó de tener un comportamiento indigno de una reina. Más que eso, el comportamiento de Eleanor no era de una reina sino de una prostituta, le grita Louis al momento de ordenarle que lo acompañe de regreso hacia Jerusalén, viaje que harían de inmediato.
Eleanor no acepta la orden de su esposo y lo desafía abiertamente: ¿era más importante para Louis su comportamiento como reina que como esposa? ¿Era Louis más Rey que esposo?
Eleanor era antes que reina, mujer; Louis antes que hombre era rey.
Ella se siente mujer y como tal víctima de un hombre poderoso a quien ella ya no ama: el Rey. El Rey, Louis, le ordena salir de Antioquia junto con él. Ella se opone pero él no sólo ordena sino recrimina. Le grita que ella olvida muy fácilmente que es su esposa.
Este discurso de marido despechado despierta en Eleanor un sentimiento negativo. Se siente víctima de un poderoso y siente que aquello es una injusticia, ya que él le exige que ella sea su mujer cuando él desde hace tiempo ha olvidado ser su hombre

Por eso su reacción es cruel, impiadosa. Ella actúa cruelmente para neutralizar la crueldad de Louis, quien la calificó de mujer viciosa, hija de una familia de perros incestuosos. Este argumento le dio a Eleanor la respuesta capaz de dañar, asombrar y sorprender a Louis, que era la castidad en persona. Le dice que ellos eran parientes en un grado prohibido por la Iglesia y que su lecho era sacrílego.
El pobre rey palideció intensamente pues era muy respetuoso con las leyes de la Iglesia y sólo vio una salida: el divorcio. Solución que Eleanor aceptó de inmediato ya que ella se siente casada con un monje no con un rey

Después de la discusión, Louis y Eleanor volvieron a sus respectivas habitaciones. Esa noche fue una noche excepcional para Leonor: durmió sola, sin ninguna compañía masculina. Al día siguiente la pareja real, junto con sus tropas, dejan Antioquia rumbo a Jerusalén.

Eleanor extrañaba las noches voluptuosas de Antioquia y estuvo varios días sin hablar con su marido. Luego cambió de parecer y hasta le sonrió en Jerusalén. Louis, que estaba profundamente lastimado en su virilidad, aprovechó la ocasión para visitar a la reina en su cuarto. Ella lo recibió con los brazos abiertos.
Pero esa noche de placer no cambió las intenciones de Louis quien deseaba divorciarse de Leonor.

El Abad Suger, regente del reino en ausencia de Louis VII, era muy buen político. Cuando se enteró de los deseos del Rey pensó, asustado, que si los reyes se divorciaban, Eleanor recuperaría los territorios que había aportado como parte de su dote. Y para hacer las cosas peor, Eleanor sólo tenía 25 años, podría volver a casarse y con algún enemigo de Francia. Por lo tanto el Abad, dejando de lado sus escrúpulos religiosos, aconsejó al Rey que no se divorciara hasta su regreso a tierras francesas.


Louis decidió esperar y cuando la real pareja se detuvo en Roma, el Papa, prevenido por Suger, les dijo que entre ellos no existía problema de consanguinidad y su matrimonio era válido. Louis, quien estaba muy enamorado de Eleanor, se puso muy contento y celebró de inmediato una nueva boda. Esa noche puso tal esfuerzo en el lecho que después de algunas semanas se enteró que la reina estaba embarazada. Los cruzados volvieron a Francia y la reina dio a luz a una niña. Durante algunos meses fue una esposa modelo…
Pero Louis no fue un esposo modelo. Louis VII era un rey escrupuloso y piadoso. La corte de Rey francés era la más reluciente en el mundo occidental, Louis VII y su esposa Eleanor de Aquitania simplemente habían vuelto de la cruzada. Ellos lograron cumplir un sueño ambicionado por otros príncipes. Eleanor, de 28 años de edad era una belleza famosa quizá por ser la más bella de su tiempo.
Louis, su marido, se puso después de la cruzada más religioso y acético en su carácter, mientras que ella era cada vez más coqueta y ligera de espíritu. Su matrimonio no era fácil.

Eleanor dio a Louis VII dos hijas en 14 años de matrimonio, pero la ausencia de un heredero, un hijo varón hacía pensar a Louis que no sería mala idea replantearse la posibilidad de un divorcio. Su reino estaba antes que su matrimonio, su deber de rey estaba antes que su papel de esposo.
Virtudes muy meritorias en un gobernante, pero un tanto aburridas en un marido que, para colmo de males, era celoso. Eleanor aburrida y siempre empujada por su deseo de seducir y complacer – ó complacerse – cometió imprudencias con jóvenes señores invitados a palacio. Se mostraba tan frívola que nuevamente el rey sintió celos. Un día tuvo la certeza de que Eleanor tenía un amante, ¿o varios?
Louis, enojado, no habló con Suger sino con un grupo de obispos amigos suyos y enemigos de Suger. Estos obispos aseguraron al rey que había consanguinidad y que el matrimonio era nulo. A la muerte de Suger se reúne un concilio en Beaugency y en marzo 1152 se anuló el matrimonio.

Eleanor estaba en Blois y fue muy feliz cuando se enteró de la noticia Estaba harta de ese marido demasiado escrupuloso y piadoso, que pasaba sus días rezando y vigilándola. Además ella podría realizar su sueño: con algunos trovadores y algunas mujeres hermosas organizaría una corte de amor

De acuerdo a las costumbres feudales, Eleanor retuvo para ella las posesiones de Aquitania. Así es que la joven princesa, que poseía un tercio de Francia, tuvo muy pronto numerosos pretendientes. Para huir de ellos se refugió en su castillo de Poitiers.

El 18 de mayo de 1152 empieza otra historia para Eleanor de Aquitania. Pero esta historia será tema de una próxima entrega.