viernes, 23 de octubre de 2009

El Castillo de las Damas

Leeds, el Castillo de las Damas
Por Sara Garfinkel

I

Hubo una vez que era un privilegio vivir en el Castillo de Leeds

Conozcamos los relatos sobre el amor y la traición de la Realeza Británica dentro de los muros del Castillo de Leeds.


Durante siglos el norteño condado de Kent, próximo a la costa inglesa, atrajo a numerosos invasores. En el siglo V, los sajones expulsaron a los romanos quienes habían vivido allí desde el año 55 A.C. Más tarde los sajones resultaron victimas de los normandos. En el año 1150 un barón normando destruyó la residencia de un noble sajón para hacer construir sobre sus ruinas una fortaleza que estaba protegida por un lago artificial que rodeaba todo su perímetro. Este fue el nacimiento del magnífico Castillo de Leeds.
Seis reinas medievales residirían en esta Fortaleza. Cada una de ellas fue obsequiada con la posesión del castillo como presente de bodas en ocasión de su casamiento con el heredero al trono o el rey de Inglaterra, según fuera el caso. Leeds sería de ahí en más conocido como el Castillo de las Damas, aunque al principio el Castillo de Leeds lucía sólido y austero como un bizarro guerrero.
Durante cinco turbulentos siglos el Castillo de Leeds fue una de las residencias de la familia real. La “orden del día” era rodear al castillo de la máxima seguridad. Como medida de protección la parte principal del castillo fue fortificada de acuerdo a los patrones de belleza medievales. Los reales aposentos se trasladaron a la Torre de Homenaje, la cual estaba conectada con el edificio principal a través de un pasaje subterráneo debajo de un puente de piedra. Lord Congreve, un reputadísimo historiador inglés, comentaba que esa singular combinación de piedra y agua era “maravillosa debido a su variado esplendor”.

Para las "Grandes Damas” que tenían a Leeds como su hogar, el Castillo era una promesa de duradera felicidad matrimonial. Sólo una de ellas pudo lograr hacer realidad sus sueños: la española Leonor de Castilla, cuyos colores ondean sobre el asta de la torre principal torre del Castillo de Leeds.
I
Leonor de Castilla fue la primer dama del Castillo. Le fue obsequiada la propiedad del castillo cuando se casó con el príncipe Eduardo, el hijo mayor del rey Enrique III. Eduardo sería más tarde conocido como el rey Eduardo I, el “Pataslargas”.
Eduardo contaba con 15 años de edad cuando viajó a España con su madre para contraer enlace con la infanta Leonor, hija del rey Fernando III, rey de Castilla y León. La boda real tuvo lugar en Las Helgas en el mes de octubre de 1254. Desde ese momento en más la pareja fue inseparable por el resto de sus vidas en pareja hasta que Leonor falleció.
Leonor dio la calidez de sus sentimientos a la fría fortaleza e hizo del Castillo de Leeds una residencia merecedora de un rey. El matrimonio entre Leonor y Eduardo fue un convenio con el propósito de consolidar una alianza entre España e Inglaterra. No obstante Leonor y Eduardo se enamoraron el uno del otro inmediatamente. Su amor duró todo el tiempo de sus vidas. De ese tiempo se conserva la repisa de la chimenea ubicada en la Galería de la Reina que recuerda la alianza Anglo-española.
Cuando en el año 1270 Eduardo partió para las Cruzadas, el amor de Leonor sufrió una dura prueba. Debió elegir entre su amor de esposa y su amor de madre. Sin dudar ella dejó a sus hijos al cuidado de otras personas y se unió a Eduardo en su peligrosa misión. Leonor decía que nada separaría lo que Dios había unido. Fue en Siria durante la Guerra Santa cuando Leonor salvó la vida de Eduardo succionando el veneno de una herida que el recibió por una flecha envenenada. Desde ese momento, a causa de su coraje acrecentado por su amor, la Hermosa morena española fue conocida como Leonor la Fiel.
Eduardo, lleno de orgullo, amor y agradecimiento hacia su joven esposa decidió honrar a su esposa embelleciendo el Castillo de Leeds. A la edificación existente le hizo construir muchos de los edificios que lo convertirían con el paso de los años en el fabuloso Castillo de las Damas. Hizo renovar el edificio principal y la Torre de Homenaje. Para proteger ambas construcciones mandó construir un sólido muro desde cuyas torres de observación no solo se podía controlar los movimientos de los adversarios sino también arrojarflechas contra los mismos. Finalmente Eduardo hizo agrandar el tamaño del lago artificial que adornaba el parque real y agregó un dique. Este dique podía ser abierto para inundar el valle en caso de peligro.
En Leeds la real pareja pasó sus más felices días y formó una familia dentro de una excelente armonía conyugal, lo cual no era muy común en la realeza. El final de la felicidad comenzó con el año 1290. La reina Leonor falleció. El Castillo de Leeds guardó luto por la querida reina. Eduardo I estaba destrozado y ya no disfrutaba más vivir en el castillo.
Profundamente deprimido, escribió: “Mi corazón está de duelo. Si yo la amaba a la reina mientras estaba viva, no podría dejar de amarla ahora que está muerta”. El desconsolado monarca hizo construir una capilla donde cuatro monjes y un clérigo decían misa diariamente en memoria del alma de Leonor.

II

La siguiente reina inglesa que recibió Leeds como regalo de bodas fue Catherine Valois, la más joven hija del “loco” rey francés Carlos VI. El matrimonio entre el rey Enrique V de Inglaterra y Catherine fue un convenio incluido en el tratado de rendición firmado en Troyes después de la total victoria inglesa sobre los franceses en el año 1415. La boda se llevó a cabo en la ciudad francesa de Troyes el 2 de junio de 1420. Este tipo de matrimonio entre la realeza era común durante la Edad Media. Algunos matrimonios fueron exitosos, otros lo exactamente opuesto. Aunque las iniciales de la pareja están unidas en un verdadero nudo de amor pintado por todo el dormitorio de la reina, Enrique V no fue el gran amor de Catherine.
Poco tiempo después de haber recibido Leeds, Catherine hizo instalar un reloj y una campana, los cuales son los más antiguos en toda Inglaterra. Enrique V falleció a los dos años de haber contraído matrimonio. Su deceso ocurrió el 31 de agosto de 1422. Tenía sólo 35 años.

Fue en los jardines del Castillo de Leeds donde floreció un romance entre una joven reina viuda y un apolíneo joven caballero galés. La joven reina viuda era Catherine Valois, el apolíneo joven caballero galés – que cumplia las funciones de camarero real – se llamaba Owen Tudor. Catherine y Owen se casaron secretamente e increiblemente ellos tuvieron cinco hijos antes de ser descubiertos y enviados a prisión. De su amor surgió la real Casa Tudor. El primer rey Tudor fue Enrique VII and más tarde reinó su hijo, el más famoso marido de la historia: Enrique VIII.
Cuando Enrique VIII fue rey de Inglaterra vivir en el Castillo de Leeds no fue más un privilegio para una reina. Para las esposas de Enrique VIII, vivir en el Castillo de Leeds se convirtió en dolor y tragedia.

III


La Guerra de las Rosas había terminado. El nuevo rey fue un bálsamo para las heridas sufridas por los Lancasters y los Yorkistas. Enrique VIII era el principal heredero de ambas Casas y el segundo rey Tudor. Él era un Principe del Renacimiento: buen mozo, buen atleta, instruido en idiomas y teología; además tenía talento musical. Aunque no fue el primogénito sino el segundo hijo del rey, su destino era regio Después de las muertes de su hermano mayor y de su padre, Enrique fue coronado rey de Inglaterra. No más ser ungido monarca, tomó todas las propiedades reales. Entre ellas, el asombroso Castillo de Leeds.
En ese tiempo, Catalina de Aragón - la princesa española hija de los reyes católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla - era la persona más importante para Enrique. Ella era la viuda de su difunto hermano. Con ella, la viuda de su difunto hermano, Enrique habría de casarse, muy enamorado y deseoso de perpetuar la dinastía Tudor. Leeds sería otra vez la cuna del amor de una nueva pareja real.
Enrique decidió embellecer Leeds en honor de Catalina, con quien él se casaría dos semanas después de ser Coronado, el 11 de junio de 1509. Enrique hizo que su mejor amigo, Sir Henry Wildfort, añada un segundo piso a la construcción ya existente, reconstruyese el vestíbulo real y las escaleras. Hizo colocar hermosos vitraux frente a la glorieta central y hermoseo todos los cuartos. Decidió levanter la “Torre de las Damas de la Reina”, ligar donde se suponían la Reina y sus damas de honor residirían.
Una de estas damas sería muy pronto responsable del cambio del curso de la historia de Inglaterra.

El tiempo de Catalina de Aragón fue el “tiempo dorado del Castillo de Las Damas”. Catalina estaba profundamente enamorada de su joven marido, quien parecía predestinado a un supremo destino real. El pueblo ingles adoraba a su Rey y quería a su Reina. La vida en la corte era rica y variada. Los bailes de disfraz estaban a la orden del día., como fin de fiesta de los torneos entre Enrique y sus caballeros. Estos torneos eran competiciones de coraje y lucha, donde tanto el rey como sus nobles adversarios debían demostrar sus habilidades en el uso de la espada, la lanza y el arco largo.
Los nobles contendientes honraban a su rey, su reina, sus señores y sus damas. Enrique VIII recorría el reino para asistir a torneos y bailes de disfraz. El rey era un hábil guerrero y su grandeza era demostrada cuando, después de derrotar a sus oponentes, se inclinaba ante sus vencidos, se sacaba su yelmo y revelaba su identidad.

Pero en el año 1527 el rey comenzó a revelar su verdadera personalidad. A pesar de sus seis embarazos, Catalina sólo pudo darle una hija, María. Enrique estaba preocupado por la estabilidad de la dinastía Tudor sin un heredero varón. Sus conquistas sentimentales y la existencia de un hijo ilegítimo eran temas bien conocidos por sus súbditos. En ese tiempo él estaba encaprichado con Jane Bolena. Jane y su hermana Ana eran damas de honor en la corte de la reina Catalina. Enrique dejó de rendirle sus atenciones a Jane para bridárselas a Ana. Enrique sentía una profundo deseo por Ana Bolena. En una oportunidad cuando ellos se encontraron en una fiesta, el rey ordenó grabar sobre el respaldo de una silla la siguiente inscripción: “El dueño de esta silla tiene el derecho de ser besado por cualquier dama que se siente aquí”. En presencia de la reina y otras damas de honor, Enrique sentó a Ana Bolena sobre la silla y la besó.

Después de eso la relación entre Inglaterra y la iglesia católica cambiaría para siempre. Enrique le pidió al Papa por un dispensa para conseguir su divorcio de Catalina. Enrique decía que nunca había estado casado con Catalina porque ella había sido la esposa de su hermano. Él solía citar versículos de la Biblia para justificar su pedido.
En el año 1553 el arzobispo de Canterbury anuló el matrimonio entre Enrique y Catalina. La reina murió tres años después. Se decía que la reina murió de pena. Enrique no asistió a su funeral.

IV

Ana Bolena nunca tomó el lugar de Catalina en el corazón de los ingleses. Ana Bolena estaba embarazada cuando fue coronada. Pero el pueblo no la amaba. Ella fue la reina de Inglaterra durante sólo tres años. Enrique VIII se había convertido en un tirano gordo de muy mal carácter. Su mortal ira y su excesivo orgullo lo hicieron muy impopular. El embajador francés dijo que no había ninguna cabeza tan valiosa que el rey de Inglaterra no pudiese cortar. Enrique era también impopular en Irlanda y en Francia.

Enrique luchó sin éxito contra Francisco I, el rey de Francia. A causa de su fracaso hecho a todos sus embajadores porque el pensaba que ellos fueron los responsables. Pero Enrique, temiendo las represalias de Francisco, decidió fortificar las estructuras defensivas del Castillo de Leeds, haciendo arreglar sus torres y sus troneras. El castillo quedó más grandioso; sin embargo sus días felices habían terminado.
Ana Bolena odiaba a los cisnes - que nadaban en el estanque del Castillo - y las aves salvajes - que vivían en el bosque circundante. Ella ordenó matar a los cisnes y poner a los pájaros en jaulas. Nadie amaba Ana Bolena. La llamaban “El Cuervo Negro”. Enrique habia esperado por ella seis largos años, pero él ya no la amaba más. El ya la veía a ella como una mujer caprichos y molesta.
Ana fue acusada de infiel. Para empeorar las cosas ella no pudo darle un heredero varón al rey. Sólo dio a luz una niña, la futura reina Elizabeth I. De cualquier manera su destino estaba determinado. En la primavera del año 1536, después de haber dado a luz a un niño muerto, Ana Bolena fue arrestada y enviada a la Torre de Londres.
A más de ser considera infiel se la acusó de adúltera. Su hermano y cuatro nobles fueron acusados de haber tenido sexo con ella. Todos ellos fueron decapitados. Enrique hizo llamar a un espadachín francés para evitar que la reina fuese ejecutada por el corte de un hacha blandida por un verdugo común. En la Torre Ana Bolena ensayó como dirigirse al cadalso e inclinarse enfrente de su ejecutor. El 19 de mayo de 1536 Ana Bolena fue decapitada.

V

Jane Seymour fue la siguiente esposa de Enrique VIII. El matrimonio fue muy breve. Sòlo duró un año. Ella falleció a causa de complicaciones post-parto cuando dio a luz a Eduardo, el único hijo varón de Enrique, heredero al trono inglés.
Otra vez viudo. El rey no debe estar sólo. Es política de estado que el rey esté casado. Thomas Cromwell, su ministro, arregló el matrimonio de Enrique con la princesa Ana de Cleves. El casamiento se llevó a cabo pero nunca se consumó. El regio esposo no gustaba de su consorte. Él la llamaba “la Yegua de Flandes”. En meses el matrimonio fue anulado. Catherine Howard , la prima de Ana Bolena, fue la quinta esposa de Enrique. Él la amaba pero ella, muchos años más joven que él, le fue abiertamente infiel. En el año 1542 ella fue decapitada – como su prima Ana – después haber pasado un tiempo prisionera en la Torre. Dieciocho meses después Enrique contrajo matrimonio con una dama de la nobleza inglesa, Catherine Parr, quien fue más su enfermera que su esposa. En menos de un año Enrique fallecía. Tenía solo 55 años.

De alguna manera Enrique pudo conseguir su deseo: un heredero al trono. Eduardo, hijo suyo y de Jane Seymour sería coronado como Eduardo VII. En su lecho de muerte Enrique creía que su dinastía continuaría por largo tiempo, pero estaba equivocado. Eduardo era un niño enfermo y moriría cuando tenía solamente dieciséis años.

VI

El Castillo de Leeds no pertenecería a la corona inglesa nunca más. En el siglo XX, el castillo estaba en ruinas. Pero gracias al amor de una dama, Lady Olivia Bailey, propietaria del castillo éste renacería de sus cenizas, como el Ave Fénix.
Lady Olivia era una aristócrata anglo-americana. Ella compartía la sangre regia de Enrique VIII por ambos lados de su familia. Ella era la respetable “Reina del Castillo de Leeds del siglo XX”. En el año 1926 ella decidio hacer restaurar el castillo para convertirlo en una de las más famosas majestuosas casas en Inglaterra. En las décadas de 1920 – 1930 hubieron fiestas otras vez en el otrora “Castillo de las Damas”. Hubieron invitados famosos tales como Sir Charles Chaplin, Errol Flynn, James Stewart, Noel Coward, Somerset Maugham, el príncipe de Galés.
Entre las obras maestras de pintura y mobiliario que alberga el Castillo, se puede mencionar una escalera del siglo XVI traída desde Francia, cuyos escalones están hechos de roble y la balustrada sirve de pedestal a la figura de Eduardo I, el primer habitante regio en Leeds. Lady Olivia falleció en 1974. Pero antes de su muerte ella transfirió la propiedad del Castillo al pueblo británico para siempre. Como muestra de gratitud hacia Lady Olivia, sus colores ondean sobre el asta principal del castillo, unidos a los colores de la Primer Reina y Gran Dama de Leeds, la Reina Leonor de Castilla.

Leeds ha sido, es y será el Castillo de las Damas por siempre.




Bibliografia
Taylor, Henry O. The Medieaval Mind. 2 vols. New York, 1927

1 comentario:

  1. El dato de que el castillo estaba en ruinas a principios del siglo XX es falso, pues estaba en manos privadas desde que Eduardo VI lo regaló a Anthony St. Leger, que había sido el mayordomo de este.

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